El rey del río

Cuanto más lo vemos, más admiramos a este precioso animal (Salmo salar, Salmón). Su adaptabilidad, tanto al mar como a los ríos, sus enormes viajes para la reprodución y su fortaleza para superar todos los obstáculos, nos dejan maravillados. Incomprensiblemente, no le facilitamos nada su vida: plantamos presas en mitad del río, se construyen unas saltaderas para que las evite y ascienda por el cauce pero con unos escalones imponentes y, por si fuera poco, se le pesca como artículo de lujo. Algunos, como esa hembra adulta, lo dan todo pero no llegarán a reproducirse. Estamos locos.