Una buena parte de las cárcobas o diques de contención que permiten la existencia de los porreos se encuentran en un lamentable estado. A no mucho tardar comenzarán a desmoronarse y se inundarán estas zonas artificiales que son parte de la esencia de la Ría. Las razones de esta situación hay que buscarlas en el abandono de su mantenimiento y en la navegación a motor en el interior de la Ría, que genera olas perpendiculares a las cárcobas, con gran poder destructivo sobre diques antiguos construidos con tierra y piedras.
El Cormorán grande (Phalacrocorax carbo, Cuervu marín) de la playa de La Griega (Colunga) hace vida casi de pato doméstico, aunque todavía no se ha liberado de los restos de aparejos de pesca.
Ahora sí, el espectáculo está servido en El Cierrón. Ayer sobrevolaban el porreu cientos de Avefrías (Vanellus vanellus, Pegueta, Cigorella). A la gente mayor les trae recuerdos de hace años y desde el paseo pueden disfrutarlo como nunca. Que dure.
Otra de las pequeñas joyas que llevamos observando por la Ría desde hace unas semanas (Porzana porzana, Gallineta pinta). Son muy pocos los ejemplares que pasan el invierno en la Ría ya que lo normal es que lo hagan mucho más al sur, como en Doñana.
Al oeste de la desembocadura de la Ría de la Villa se encuentra el pueblo pesquero de Tazones. En esta foto lo vemos desde lo alto del monte de Rodiles.
Otro habitual de los parques, jardines y matorrales (Turdus merula, Ñerbatu). El macho, bien negro y de pico amarillo; la hembra, pardo oscura. Vive entre nosotros todo el año, canta bien y tiene una voz de alarma prodigiosa, que pone en alerta a todas las aves próximas.
Planta semiparásita (Viscum album, Arfueyu) que vive sobre árboles como el manzano. se pone de moda en estas fiestas como ornamento al que se atribuye, entre otros muchos efectos, suerte y fertilidad.
Otro maravilloso rincón de la Ría de Villaviciosa: la ensenada de Misiegu, con las islas del Bornizal al frente y por la izquierda y al fondo, muy al fondo, la barra de Rodiles.
El mayor de la familia de los Páridos (Parus major, Veranín) es residente habitual de parques y jardines y usuario de las cajas nido. Muy inquieto y audaz a la hora de utilizar los comederos artificiales.
Muy fácil de confundir entre gorriones, los movimientos nerviosos de su cola le delatan (Prunella modularis, Cenizu). Extremadamente discreto, le encanta el matorral, la sebia. Cría aquí y durante el invierno su población aumenta con los visitantes europeos.
Otra joya en forma de molino, pero en este caso no lo encontraremos en el río del Profundu sino en la aldea de Obaya (Amandi, Villaviciosa). Su dueño lo cuida de una forma admirable.
Otro de los Zorzales, en este caso el Zorzal alirrojo (Turdus iliacus, Malvís gallegu) que pasa el invierno entre nosotros. Cría en el Norte de Europa y cuando viene lo suele hacer en bandos bastante numerosos.
A veces ocurre que nos encontramos con ejemplares que por más vueltas que les damos no estamos seguros de su clasificación. Éste es un ejemplo: llegamos hasta el género Leccinum pero de ahí no pasamos. Suponemos que para un experto le dirá mucho el entorno y el tipo de árbol con el que parece que forma micorrizas. En fín, a ver si salimos de dudas.
De los cuatro Zorzales que podemos observar por Asturies otro que también cría e inverna es el Zorzal charlo (Turdus viscivorus, Malvís berizu). Es grande (el mayor de los cuatro) y con el pecho y los flancos densamente moteados.
Aquí tenemos al otro Cormorán, el grande (Phalacrocorax carbo, Pucagón), en este caso, en una de las charcas de la Ría y disponiéndose a la caza-pesca de la anguila.
A pesar del perfecto mimetismo entre las hojas de castaño, estos boletos (Boletus edulis) han sido localizados por sus depredadores, babosas, caracoles e insectos que realizan en ellos sus puestas; además en estos días se enfrentarán y perderán con un enemigo definitivo: las heladas.
Lleva en la Ría de la Villa (Anas carolinensis) casi dos meses, más concretamente en El Cierrón. Siempre rodeada de numerosas Cercetas comunes, ayer por la tarde la pudimos observar a media distancia. Se trata de una especie de origen americano y en este caso, un macho que se distingue de los machos de Cerceta común, entre otras cosas, por la franja blanca vertical que le surca los flancos. Al estar tan lejos y durmiendo, no se pueden distinguir otros detalles en la coloración de la cabeza.
Aquí mostramos otro lugar mencionado a menudo en este blog: la fábrica de El Gaitero, que la gente mayor recuerda como La Espuncia. La Ría aparece con un color de agua parecido al chocolate debido a los sedimentos que arrastraba ya que la foto está tomada en pleno auge de construcción de la Autovía del Cantábrico a su paso por el concejo de Villaviciosa. A la izquierda de la fábrica vemos un camino que muere en la Ría: un buen lugar de observación de aves.
A este Mirlo común (Turdus merula, Ñerbatu) lo vengo siguiendo desde que era pollo y lo cebaban sus padres. La coloración tan peculiar me permite localizarlo y distinguirlo de otros congéneres.
Para ver estos rincones en el Río del Profundu sólo hay que caminar despacio, sin ninguna meta.
Otro momento de tranquilidad en la Ría que nos muestra la perfecta conjunción entre las Garcillas bueyeras (Bubulcus ibis, Garcia de gües) y las vacas. El hecho tiene mayor relevancia si tenemos en cuenta que las Garcillas bueyeras eran muy escasas hace muy pocos años (un ejemplo: en el año 1999 el máximo invernal fue de 14 aves). Sólo falta que cualquier primavera se animen a criar.
Una vez que llegamos a Rodiles, si nos metemos en dirección hacia la Depuradora (junto al aparcamiento nuevo de la entrada) dejándola a nuestra derecha, llegamos al final del camino y nos situamos encima de la ensenada de Coneyera. En invierno no es raro avistar grandes grupos de patos descansando en el mar. Bajamos al pedrero, en marea baja, y caminamos unos minutos hacia el Este; muy pronto nos encontraremos con estos hermosos pliegues.
Otra seta extraña que tampoco huele nada bien. Se trata de Clathrus archeri, originaria de Australia y Nueva Zelanda cuyas esporas parece ser que llegaron a Europa en el siglo pasado entre la lana importada de las ovejas. El caso es que se ha aclimatado perfectamente y las moscas tan felices.
Es otro pato (Anas acuta, Coríu raullargu) del Norte de Europa que solemos ver por aquí en el otoño y el invierno. A veces se presenta cerca de la costa junto con Ánades silbones formando enormes grupos. Por la Ría siempre que se ven son pocos ejemplares. En la foto, un macho.
Estamos en plena época de castañas. Y pensar que fue la base de la alimentación de nuestros antepasados y que hoy en muchos lugares ya ni se recogen. Seguro que muchos animales, como los jabalíes nos agradecen el cambio en las costumbres alimenticias y el mayor nivel de vida.
La Amanita muscaria (Matamoscas, Falsa oronja) es una seta con una biografía interesante. Vive en simbiosis con las raíces de algunos árboles (muchas veces abedules) y es utilizada por algunos pueblos siberianos como sustituta del alcohol. Entre sus efectos tóxicos está la macroscopia (ver las cosas más grandes de la cuenta) y la microscopia (lo contrario). Ahora entendemos un poco mejor el cuento de Blancanieves.
Típica de parques como el Isabel la Católica (Xixón) o de los Lagos de Covadonga, la Focha común (Fulica atra, Fulcre) es bien fácil de distinguir por el contraste de su cuerpo con el pico. Aunque en la Ría de la Villa es escasa, este domingo nadaba una por los porreos altos de Sebrayu.
Como dicen las guías: "tan característico que cualquier descripción resulta superflua" (Phallus impudicus, Falo hediondo). Presente en todo tipo de bosques, muchas veces se le localiza por el mal olor (a cadáver) que desprende.
Hoy ponemos una panorámica de otro de los lugares próximos que nos gusta visitar a primera hora de la mañana. Al fondo se vislumbra la playa Espasa (Caravia).
Estas aves (Grus grus, Grulla) que nos llegan del Nordeste de Europa, pasan el invierno en la Península, fundamentalmente en Aragón (Gallocanta) y Extremadura. Todos los años en la Ría de la Villa nos visita alguna, como esta joven que se encuentra ahora por los porreos altos de Sebrayu. En la foto aparece acompañada de una Garcilla bueyera (Bubulcus ibis, Garcia de gües) y de una Garza real (Ardea cinerea, Garcia rial) lo que nos va a dar una idea de su tamaño.
No son muchos ejemplares (Tachybaptus ruficollis, Parrulu) los que observamos por la Ría de la Villa pero están bien repartidos.
A las pocas que crían (Scolopax rusticola, Arcea) en los bosques de las estribaciones de la Cordillera Cantábrica se les suman las que vienen a invernar. Todas ellas pasarán a ser consideradas como un preciado trofeo para los cazadores, entre los que hay verdaderos especialistas, junto con sus perros, indispensables.
