Un encuentro con la Avispa asiática
Estos días no se habla de otra cosa, bueno sí, también se habla de la original y trabajada gestión del lobo que se van a marcar los políticos gestores del Principado en un tercio del territorio: ¡a tiros!.
A lo que íbamos: hace unos días estábamos metidos entre plantas tratando de fotografiar alguna mosca cernidora cuando, de repente, apareció una avispa más grande y llamativa de lo normal. Hicimos todas las fotos que nos dejó y luego en casa confirmamos nuestra inicial sospecha: se trataba de la archifamosa Avispa asiática (Vespa velutina). Originaria del norte de la India y procedente del sudeste asiático, apareció en Europa (Francia) en el 2004, posiblemente metida en un cargamento de piezas de cerámica. En el año 2010 ya se detecta en la Península y desde entonces no ha hecho más que expanderse por toda la geografía. En Asturias ya se encuentra perfectamente asentada, siendo su densidad más elevada en la parte occidental. Estas fotos son del oriente.
Los rasgos más destacados para su clasificación son los siguientes: por supuesto, el tamaño grande; cabeza y tórax muy oscuros o negros, con la cara anaranjada; en el abdomen presenta entre el primer y segundo segmento una fina franja amarilla, el cuarto segmento es amarillo y los siguientes oscurecen un poco más; las patas son oscuras en la primera mitad y de color amarillo en la segunda mitad.
Los adultos se alimentan de las flores pero también son buenas cazadoras de insectos que utilizarán para alimentar a sus larvas: más del 80 % de sus presas son abejas, por lo que los daños a las colmenas son realmente preocupantes. Construyen los nidos sobre árboles, a veces a gran altura, por lo que son difíciles de localizar, a pesar de su gran tamaño, por culpa del follaje. Con la caída de la hoja en otoño se hacen más visibles.
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