El peligro de las Salamandras
Hace un par de días encontramos a esta Salamandra (Salamandra salamandra, Sacavera) debajo de una piedra. En un primer momento nos llamó poderosamente la atención su coloración, muy distinta a la de otras salamandras vistas en la misma zona. La molestamos un poco para hacerle las fotos y sobre su lomo apareció el famoso veneno de las Salamandras: esas gotas blanquecinas. Tenemos que decir que los Anfibios deben mantener su piel húmeda de manera constante, ya que buena parte de su respiración se realiza a través de la superficie de su cuerpo. Si, además, carecen de garras, dientes o de cualquier otra estructura defensiva, poco les queda para librarse de sus posibles depredadores. Una solución es ese líquido irritante, tal que si un enemigo se atreve a morderlas, el bocado será poco sabroso, más bien amargo y las mucosas de la boca del atacante se irritarán de forma casi inmediata. Otro método defensivo es la coloración: esa combinación de amarillo y negro ya la hemos visto en otros animales peligrosos; de todas formas, todo aquel que haya osado meter en su boca a una salamandra, no se le olvidarán los colores, seguro. Si un humano toca a una salamandra o sacavera, no le ocurrirá nada de nada; deberá tener la preocupación de que ese líquido o las manos que lo hayan tocado, no se pongan en contacto con las mucosas de los ojos o de nuestra boca. Si por mala suerte ocurre lo contrario, un poco de irritación y picor (como cuando al ducharnos nos entra jabón en los ojos) y en pocos minutos como nuevos.
En la cultura tradicional asturiana hay un par de dichos que de forma contundente dejaban bien claro que a las salamandras había que temerlas: Si te pica una sacavera nun oyes una misa entera. Si te pica una sacavera, nun te da tiempu a apagar la vela. Con todo, esperemos que no haya dudas de que las salamandras son inofensivas, muy necesarias en el ecosistema y a ver si las dejamos en paz, que bastantes problemas tienen ya con las carreteras y los atropellos.
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