Son las anátidas más abundantes en el invierno de La Ría de La Villa: en cualquier esquina las podemos ver, casi siempre en pequeños grupos. En El Cierrón, a montones. Hasta en la mesa del salón de una casa que yo me sé había una (de madera) pero perdió la cabeza y desapareció.
No hay comentarios:
Publicar un comentario