El año pasado localizamos a esta especie (Calopteryx haemorrhoidalis) en un lugar ideal por lo tranquilo y cerca que está de la Villa. Ayer volvimos y encontramos a este macho. Se dejó acercar y estuvimos un buen rato con él, observándolo para ver qué hacía y no hizo nada. Bueno sí, tomar el sol, el mismo sol que nos pilló sin sombrero y nos machacó.
Las fuertes lluvias de los últimos días de esta primavera han retrasado numerosos procesos vitales. Ha vuelto a salir el sol y muchos insectos aceleran su reproducción, como esta pareja de Orthetrum coerulescens que se ha establecido en una riega de una carretera en la Reserva de La Ría de Villaviciosa. Las urgencias vitales han hecho que pasen por alto las más mínimas normas de urbanidad y se ponen a copular en el aire, sobre el asfalto o sobre cualquier planta que se encuentre a mano.
Esta especie de mariposa (Macroglossum stellatarum) nocturna (?) tiene un vuelo potente y se cierne sobre las flores con la intención de libar con su enorme espiritrompa de manera muy similar a los colibríes, de ahí su nombre. Siempre la había fotografiado posada y bien camuflada hasta que ayer apareció este ejemplar y se entretuvo un rato entre los cardos.
En el concejo de Villaviciosa lo encontramos (Osmunda regalis) casi a nivel del mar y también superando los cuatrocientos metros de altura. Muy característico y de buena talla, puede llegar a alcanzar los dos metros de altura. En las fotos se ven los esporangios agrupados en la zona apical (de color marrón) y un detalle del fronde.
Después de las inundaciones y un poco antes de que llegara el buen tiempo, subimos hasta el monte de Rodiles. La vista desde allá arriba nunca defrauda.
Los jóvenes Busardos ratoneros (Buteo buteo, Vieya) ya han abandonado el nido y comienzan a ejercitarse en pequeños vuelos acompañados de sus padres. El de la foto se despistó y lo encontramos en una finca muy cansado y bastante desorientado. A distancia, sus padres no le pierden de vista y en cuanto abandonamos el lugar, comienzan los planeos por encima de él, invitándole a seguirles.
Si visitamos las zonas dunares que, mal conservadas, aún perduran en La Ría de Villaviciosa, nos podemos encontrar con estos pequeños caracoles (Theba pisana). Son curiosos por varias razones; una de ellas, que la coloración y dibujos de la concha puede ser muy variable como se puede apreciar en las fotos. Otra curiosidad es que cuando estivan* lo hacen juntos unos cuantos y al aire libre, muchas veces sobre posaderos verticales.
Posiblemente se trate de Rhynocoris iracundus (es importante no pasar por alto los dos nombres, el castellano y el científico). El bicho en cuestión parece ser una fiera con otros insectos, a los que sorprende al acecho y luego les chupa con su trompa hasta los más recónditos entresijos. A la de la foto le voy a hacer polvo su reputación: estaba ella tranquilamente tomando el sol cuando aparece el saltamontes con la misma intención. Mucho sitio no había en la hoja del matorral. ¿Y quién reculó? Pues la chinche asesina. Para que luego digan. De todas formas, sé dónde vive y cualquier día pasaré por allí y me hará tragar todo lo que acabo de escribir.
Nuestra costa está saturada de los denostados eucaliptales. Se les critica, y no sin razón, de que bajo su sombra hay poca biodiversidad. A veces, algunos de ellos están transitables y presentan claros en los que el matorral de tojos, zarzas y demás proliferan. Es en estos lugares donde podemos encontrarnos con especies interesantes de insectos como esta pareja de Sympetrum sanguineum. Cada uno a su bola pero relativamente próximos, nos han permitido fotografiarlos con tranquilidad.
En una entrada de principios de junio comentábamos un breve paseo por La Ría y nos sorprendiamos con la presencia de un Alimoche (Neophron pernocterus, Zapiquera) en un porreu y entre vacas. Unos días más tarde Gonzalo se lo comenta a Rafael Heredia y nos da la clave: lo que busca el Alimoche son los excrementos de vacas y terneros de los que obtendría un preciado tesoro: los carotenoides* y en concreto, luteína. Por lo visto y leído aquí, una vez satisfechas las necesidades metabólicas, el exceso de carotenoides se acumularía en la piel del Alimoche, lo que le daría la coloración amarilla tan característica de la especie.
Las vacas y las gaviotas siguen disfrutando del paisaje ajedrezado que nos dejó la gota fría (menos mal que sólo era una gota). Una planta sudafricana (Cotula coronopifolia) perfectamente adaptada a las condiciones que se dan en algunos porreos aguanta como una campeona inundaciones y chaparrones varios. Dice la bibliografía que es una especie muy peligrosa, por su carácter invasivo, para los ecosistemas naturales. A ver cuánto tarda el ocurrente de turno en sugerir desempolvar la sulfatadora.
Ayer a mediodía, estas tres Espátulas comunes (Platalea leucorodia, Paletón) peinaron literalmente todo El Cierrón y aledaños. Se ve que llegan cansadas y hambrientas. La Ría recupera muy lentamente su aspecto habitual.
Mientras que en La Villa los efectos de las inundaciones van pasando, en La Ría de La Villa son enormes las extensiones que permanecen anegadas de agua. Sirvan como ejemplo estas fotos de tres míticos porreos : la primera de El Cierrón desde Carda y del día D, antesdeayer; la segunda de Sebrayu Baxu; la tercera, de Sebrayu Riba. Éstas dos últimas, de ayer, ya con sol y por la tarde.
Ayer al amanecer La Villa se despertó inundada, como en los viejos tiempos. Lleva una semana seguida lloviendo, a lo que se sumó una noche de intensa lluvia y la coincidencia con la pleamar; todo ello hizo que a lo largo de casi todo el día La Villa fuera un caos, con cortes de carreteras, falta de electricidad, bajos inundados, argayos, caídas de árboles...un desastre, seguro que salimos en la tele. A primera hora nos encontramos con lo que se puede ver en las fotos. Las dos últimas son del puente de La Alameda, una de ayer ya al mediodía y la otra en condiciones normales y cuando no habían limpiado el río.
Pero esta pareja de Colirrojos reales (Phoenicurus phoenicurus, Temblerina) , instalados en la zona noble de La Villa, en un precioso agujero a cuatro metros de altura y con piscina (enorme y profundo charco) al pie de su nido de amor parece que no han tenido mayores problemas para sacar adelante a sus pollos. Ayer vi una cosa un poco rara: sólo entraba a cebar el macho y no apareció la hembra. Quisiera pensar que los pollos ya hubieran abandonado el nido, la hembra cebaría a alguno por fuera y el macho se encargaría de algún rezagado.
Uno de estos días andábamos entre esas grandes margaritas (Leucanthemum vulgare) que nacen en los bordes de los caminos cuando aterrizó en una de ellas esta mosca. Al tratar de clasificarla a lo máximo que llegamos es al género: Cylindromyia sp. Pertenece a una familia, la de los Taquínidos, con más de ocho mil especies y en la que buena parte de ellos son parasitoides*. La hembra deposita los huevos en el interior de una larva de otro insecto (a menudo un Lepidóptero), que le servirá de alimento, se desarrolla dentro y la acaba matando; el adulto ya libre se dedicará a comer el polen de las flores.
Con lo que está cayendo por el norte es posible que la primavera dure un poco más de la cuenta. Habrá hierba hasta agosto y todo estará muy verde y muy guapo, pero para los animales que se encuentran en plena cría está siendo un desastre. Por el monte nos encontramos con este Jacinto de los bosques (Hyacinthoides non-scripta) y en La Ría, hace cinco días veíamos esta Espátula común (Platalea leucorodia, Paletón) situada en una discreta zona de El Cierrón.
Todas las primaveras tengo en mente realizar una buena foto de Abejorro, que para éso hay tantos. Entre el nivel de acercamiento que hay que conseguir, el enfoque manual del objetivo y que no paran quietos ni un momento, la tarea se dilata más y más. Pero el otro día, dando un paseo por el curso alto del río Valdediós y un poco aburrido, se me ocurrió fotografiar esa flor. Cuando ya lo tenía todo controlado y con el ojo en el visor de la cámara, aterrizó este fenómeno (Bombus sp.) de forma inesperada. Sin ser una maravilla, posiblemente sea la mejor foto que tengo de este insecto y la conseguí de pura chorra.
El entorno de los campings y casas más o menos móviles que se dan en la Reserva de La Ría se caracteriza, entre otras cosas pintorescas, por la presencia, bastante a menudo, de plantas exóticas. ¡Cómo somos! Instalados en uno de los parajes más sugestivos de nuestra tierra y todavía necesitamos darle un toque caribeño o austral, o polinesio. Plumeros de la Pampa (Cortaderia sp.), Uñas de gato (Carpobrotus sp), y Pitas (Agave sp.), como la de la foto, no son nada raras. Menos mal que algunas especies como esta libélula (Sympetrum sanguineum) mitigan con su presencia, en parte, el cante que da esa colección de despropósitos vegetales que se perpetúa en el tiempo y como si nada.
