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Caminando por el cordal de La Campa me encuentro con este precioso macho de Faisán (
Phasianus colchicus) que en un principio creí que estaba muerto, pues a través del visor de la cámara no le veía bien la cabeza. Cuando se cansó y debió pensar que su estrategia no funcionaba, pues yo tampoco me movía, se levantó y escapó como un tiro.
3 comentarios:
Pues igualito que hago yo cuando me encuentro una batida de cazadores por los montes d'Asturies: primero me quedo quieto, porque se de buena tinta que el primer instinto es disparar a lo que se mueve, o al menos enfocarlo con el visor del rifle (y el gatillo en la mano), y si veo que ya me vieron, pies para qué os quiero.
Lo que le costará al pobre pasar desapercibido.
Tienes razón Iván, su físico no le ayuda nada y si además se empeña en cantar, ni te cuento.
Salud.
Eso le ocurre por ser un apuesto galán, jajaja
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