La Ría y lo público
En este blog tenemos una obsesión por los espacios públicos. Nos duele en el alma cuando una escuela se deja caer o se vende al mejor postor. En La Ría se han perdido varios accesos a la misma cuando dos propietarios contíguos hacían desaparecer el camino que había entre sus dos propiedades. Hay rincones, hoy colonizados por varios chalets, con un maravilloso camino público que enarbola a su entrada un cartel de prohibido el paso o camino particular. El camino de paso a los porreos de Sebrayu Riba (para el que lo conozca, donde estaba la plantación de Lúpulo) también tuvo varios intentos de cierre por algún propietario o, el colmo, por algún llevador. Hoy nos queremos centrar un poco más en la situación de la dársena de El Puntal. Cuando se urbanizó un poco ya se escamoteó un carril para Servicios portuarios (hay que tener morro) al que pretendían, incluso, ponerle una barrera. La Marina seca, o como se llame (para entendernos, donde han puesto una grúa) tenía una zona perimetrada pero han debido considerar que era poco y ahora el vallado es enorme. La zona libre que quedaba, donde toda la vida se secaba el ocle, se jugaba o se aparcaba, ahora esta flanqueada por dos letreros con el rótulo: Excepto vehículos autorizados. Seguro que pronto saldrán voces, para justificar estos desatinos con algunas palabras mágicas como Costas, alquileres de pantalanes, terrazas de los bares, etc, etc. No son hechos aislados ni esporádicos. Por último, mencionar que desde hace más de dos semanas hay un señor instalado, durmiendo incluso, en la caseta de observación de El Cierrón.
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