Eramos pocos....
Ya comentábamos el otro día la nula gestión del agua con las compuertas en las charcas artificiales del entorno de El Cierrón. A ello se suma la dejadez en la reparación de las vallas de la senda, la falta de carteles indicadores, el descontrol de los perros, la presencia de gatos y, por último, los que faltaban: los descerebrados que usan la caseta de observación para dar coces a las paredes. Empezaremos a contar los días (¿semanas?, ¿meses?) que se tardará en reparar, como la última vez.
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