¿Crisis? ¿Qué crisis?

Como todo el mundo sabe, la angula es la cría de la anguila (Anguilla anguilla) y es famosa por una vida de película: nace en el Caribe (mar de los Sargazos) adonde han llegado sus padres para desovar y atraviesa el océano Atlántico durante tres años para llegar a nuestros ríos. Ni el diminuto tamaño ni su gesta le servirán de mucho: cuando llegue a nuestras costas asturianas correrá el peligro de caer en uno de los muchos cedazos (más de 130 licencias) que se apostan por las riberas en estas frías y oscuras noches de invierno. El objetivo último, acabar en una cazuela de un bar a 49 euros. Lo cuentan en esta noticia que no tiene desperdicio y en la que cabe todo: milagro biológico, manjar, oro blanco, etnografía y la tradición. Ahí es nada, y nadie se pone colorado. La foto: un cedazo acotando el sitio para la noche, uno de estos días en el puerto de Ribesella.

Biodiversidad

Desde hace una temporada, otras aves disfrutan de La Ría de La Villa. Este pequeño grupo pero variado de razas de gallinas disfruta rebuscando en la pila´l cuchu de la cuadra de El Cierrón.

Avefrías con la maleta

Otras a las que les quedan dos telediarios de permanencia por La Ría son las Avefrías europeas (Vanellus vanellus, Pegueta). Algunas criarán en la Península, pero muchas viajarán al centro y norte de Europa.

Preparando el retorno

El período de invernada se termina y los limícolas como los Archibebes oscuros (Tringa erythropus, Chibibí pintu) apuran su puesta a punto para el gran viaje de vuelta a sus zonas de cría. La búsqueda de alimento les obliga a visitar las charcas más comprometidas por encontrarse próximas al camino. También les da bastante confianza el haber pasado todo el invierno en La Ría sin mayores percances.

Comienza el día

A primera hora de la mañana, comienzan a llegar al porreu de El Cierrón procedentes de otros lugares de La Ría, bandos de Avefrías europeas (Vanellus vanellus, Pegueta) y de otros limícolas. Comienza un nuevo día, con sus momentos de tranquilidad y de agobio.

Sin palabras

A veces se ve flotando cada cosa en el mar que uno se queda un poco a cuadros (puerto de Llastres).

Seguimos con las heladas

Otro al que le cayó una buena helada encima, al Bisbita común (Anthus pratensis, Chis). Hasta parece que lleva escarcha sobre la cola.

Un frío que pela

A primera hora de la mañana, las heladas de estos días por las charcas de El Cierrón son de campeonato. La Garceta común (Egretta garzetta, Garcia cande) aguanta porque sabe que quien resiste tiene premio. Como en la vida misma.

Moritos

Los habíamos visto pasar en vuelo pero era raro que, apareciendo por toda Asturias, no lo hicieran también en La Ría de La Villa (Plegadis falcinellus, Morín). Ayer, diecisiete ejemplares, al menos tres anillados, descansaban en grupo por los porreos.

Ya son cuatro

Ayer por la mañana eran cuatro las Espátulas comunes (Platalea leucorodia, Paletón) que retozaban por El Cierrón, las tres habituales (una la anillada) más una adulta con un plumaje muy llamativo. No cabe duda que el cambio de estado de este porreu, inundándose prácticamente a diario, está  propiciando que cada año que pasa sea más interesante para que determinadas especies como las Espátulas pasen el invierno por La Ría. Entre ellas hemos podido ver a dos de los escasos Archibebes oscuros (Tringa erythropus, Chibibí pintu) invernantes.

Desde Rodiles

Un paseo por la playa de Rodiles, llena de troncos y ramas. Al fondo y a ras del agua, fijamos la vista en Tazones.

Más por Sietes

Algunas fotos de la vuelta del otro día por Sietes.

Un paseo hasta Misiegu

A media tarde y sin que lloviera, hacemos el recorrido habitual, comenzando en El Cierrón  y terminando en Misiegu. La marea está baja y se ven pocas aves. En El Cierrón, las tres Espátulas comunes (Platalea leucorodia, Paletón) que están pasando el invierno en La Ría. En el boquete de Miami, un Cormorán grande secando al aire (Phalacrocorax carbo, Cuervu marín) y en Misiegu, dos Zarapitos reales (Numenius arquata, Alcaraván) inspeccionando la orilla.

De paseo por Sietes

 

Cuando no tenemos nada que hacer, o no hay ganas de hacer  nada (que no es lo mismo, pero lo parece), nos vamos de turismo por el concejo. El otro día recalamos en Sietes, la tierra natal de Windows siete. El pueblo parece que está en obras permanentes y bastante estropeado, así que nos fijamos en su iglesia por el exterior, que, aunque rara, se mantiene relativamente bien. Se trata de un edificio renacentista, del siglo XVI, que suele pasar desapercibido por su localización y por encontrarse en un concejo que cuenta con verdaderas joyas del arte prerrománico y del románico.

Agachadiza en el agua

Poco movimiento de aves por La Ría. Ya vendrán días mejores; hoy nos conformamos con esta preciosidad en el agua. (Gallinago gallinago, Gacha).

san Salvador de Fuentes

Una iglesia preciosa en un entorno maravilloso, pero por más vueltas que le doy, siempre la acabo fotografiando desde atrás, porque no hay manera de acceder por otro sitio; además se encuentra cerrada con candados por todas partes, por lo que no hay nada que hacer. A lo mejor yendo un domingo a misa, ¿Quién sabe? Las que sí disfrutan de una vista frontal son las cabras y el perro que las cuida.

Cormoranes

Ayer dos Cormoranes, uno grande y el otro moñudo retozaban por el puerto de Llastres; el grande desde el agua y el moñudo, en las piedras. El Cormorán grande, más desconfiado, salió pitando hacia el Pantalán, mientras que el joven moñudo (Phalacrocorax aristotelis, Mavea) posó tranquilamente para las fotos.

Otro pequeño

El Pinzón vulgar (Fringilla coelebs, Pinpin), muy habitual este invierno por toda la campiña asturiana.

Otro disgusto en la carretera

Esta semana hemos vuelto a encontrar a otro mamífero atropellado: un ejemplar de Tejón (Meles meles, Melandru). Lo decimos siempre: con el trabajo que cuesta observar a uno de estos preciosos animales vivo, es una auténtica desgracia que nos tropecemos con ellos atropellados por las cunetas.

Una mariposa fuera de lugar

Es curioso que con el frío y la lluvia de estos días nos encontremos con esta rara mariposa nocturna. Difíciles de clasificar, sólo nos atrevemos a llegar a la familia: Pterophoridae (¿Emmelina monodactyla?). En castellano se las conoce como Polillas penacho, por la forma de sus alas cuando las despliegan. La foto es testimonial, hecha a las siete de la mañana y con la ayuda del flash de la cámara.

La Griega y el río

La mar y su fuerza no dejan de sorprendernos. Hemos visto desembocar al río Lliberdón en la playa de La Griega de mil maneras diferentes y tal como lo está haciendo este invierno nos encanta. Sigue lloviendo y nos acordamos de una vieja y gran canción de los años setenta de una banda mítica norteamericana: The Credence (Credence Clearwater Revival), aunque el título tiene gracia: Have you ever seen the rain? (¿Alguna vez has visto la lluvia?)

Más restos por la playa

Seguimos paseando por las playas próximas y mirando para el suelo a la búsqueda de restos de seres vivos que nos haya traído la mar. Localizamos los famosos bolsos de sirena: el marrón un huevo del pequeño tiburón Pintarroja (Scyliorhinus canicula, Patarroxa) y el negro, un huevo de Raya (Raja sp). Los dos, con zarcillos para engancharse a un sustrato.

Temporal flojo

El anunciado temporal de esta semana no fue tan grande como se esperaba por esta zona de Asturias; la nieve no llegó a La Villa y para poder verla, aunque fuera muy de lejos, nos asomamos a Llastres, con la preciosa sierra del Sueve al fondo. De paso, nos reencontramos tres amigos a los que nos unen muchos años y aficiones comunes. Un día perfecto; bueno, una mañana perfecta.

Velero

Estos días de mar fuerte aparecen por las playas numerosos restos del esqueleto del hidrozoo colonial Velella velella. Debajo de esa estructura aparece un pólipo con función alimentaria y otros pólipos reproductores o gonozoides que producirán medusas masculinas y femeninas. Rodeando a los anteriores aparecen pólipos con tentáculos encargados de la captura de las presas.

El primero que veo

Hay aves que, o bien por su distribución geográfica o por sus costumbres marinas, resultan difíciles de observar. Es el caso del Fulmar boreal (Fulmarus glacialis), presente en el norte del Atlántico y del Pacífico. Lamentablemente, ayer encontramos uno muerto en la playa Espasa.

Pocas pero vistosas

Este invierno hemos visto pocas (Gallinago gallinago, Gacha) pero, a veces, se dejan fotografiar a pleno día.